lunes, 30 de julio de 2007

El Marqués D'Aguille

He cometido una imprudencia, puesto que es demasiado poco lo que he escrito sobre mí mismo, de manera que es muy difícil que podáis imaginar como soy en realidad. Y es que en verdad detesto hablar de mí, por lo menos, en lo que respecta a mi historia personal.

Pues entonces daré más datos sobre la persona del Marqués D'Aguille, es decir, vuestro servidor: yo. Cabe oportunamente avisar que mi verdadero nombre obviamente no es Duncan y por ello los nombres que a continuación expondré tampoco son verdaderos, solamente servirán para identificar a los personajes de mi vida.

"Nacido en una cuna noble, de familia adinerada y con un status alto en la sociedad de aquel entonces, Duncan era el hijo menor. Su hermano Roderick, mayor por 4 años, era el favorito de sus padres, por eso el pequeño Duncan creció a la sombra de él. Más nunca lo envidió, sino incluso llegó a admirarlo, era su ejemplo. Y claro, era un buen ejemplo para cualquier hermano menor. Roderick era un niño listo, aplicado, obediente, autodidacta; eran muchas las virtudes que poseía, la cuales obviamente hicieron que sus padres se sintiesen orgullosos de él. Pero aquella fue la semilla de la vanidad y egocentrismo que de a poco comenzó a corromper aquel corazón de niño.

A la edad de 6 años una buena noticia rondó por aquel hogar, su madre dio a luz a una pequeña niña, hermosa como el sol, con unos ojos claros y profundos como la luna. La llamaron Celeste. Duncan vio en ella una clara oportunidad para ayudar a su hermano mayor: quiso encargarse de cuidarla, puesto que Roderick estaba tan atareado con sus deberes y estudios que no tendría tiempo.

Y así fue. Duncan se dedicó a cuidar de Celeste, jugar con ella, claro que hasta donde sus límites de niño llegaban, pero lo hizo con tanto esmero que se ganó el favor de sus padres. Roderick sintió por primera vez celos, y peor aún, de su hermano Duncan.

Estos hermanos crecieron en un ambiente feliz, en paz, en una familia acomodada dónde no había problemas. Roderick al crecer se convirtió en la lámpara brillante de la casa. Se volvió majestuoso, listo y emprendedor, poseía todas las cualidades que deseaban ver sus padres en él. Talvez sólo le faltaba algo de modestia, pero no importaba, era tan fascinante ante los ojos de todos, que eso era sólo un detalle. Más con cada logro que obtenía, más vanidoso y soberbio se volvía, su corazón de niño bueno ya no existía, ahora ocupaba su lugar un joven preocupado por las riquezas, un implacable tigre de los negocios. Y eso era algo que ni Duncan ni Celeste admirasen, puesto que, aunque pequeños, podían ver el daño que ocasionaba a familias no tan pudientes.

Duncan le recriminó eso varias veces a Roderick, y él sólo lo ignoraba. "Eres sólo un niño - decía- tu no entiendes de estas cosas, cuando crezcas me darás la razón."
Otra cosa que no soportaba ver era la sonrisa cínica que siempre tenía en su rostro, tanto en las fiestas en su hogar, como cuando firmaba los documentos de cobranza y más aún, cuando asistía a desalojos de familias que no podían pagar.
Pero lo que más detestaba era la compañía que tenía a su lado. Sus "amigos" eran extraños, sólo aparecían en las fiestas (que eran de noche), tenían algo que hacía que la gente los aprobase por todo y lo mas extraño era que ese "magnetismo" también lo poseía Roderick.

Duncan, al cumplir 18 años, decidió abandonar su hogar, no sin antes pedir a Celeste que abandonase la casa también con él, cosa que rechazó. "Me quedaré a cuidar de nuestros padres en tu ausencia hermano, cuídate por favor. Espero verte algún día... Porque... ¿Regresarás verdad?" Fueron las últimas palabras que cruzaron. Duncan no pudo responder a su pregunta, sólo la abrazó, la besó en su mejilla y en la frente y se marchó."


Es todo lo que puedo narraros por hoy acerca de mi historia. Basta por hoy, que mis sentimientos no los he olvidado ni mucho menos enfriado...

miércoles, 11 de julio de 2007

Respuesta al Príncipe de Minneapolis

13 de Enero de 2007
Concepción, Chile

Respetable Príncipe Rodrigo de la Santa Cruz:

Os saludo Don Rodrigo, y que bueno es saber que sigue entre nosotros. Debe saber que me causó gran conmoción la noticia de aquel ataque frustrado a vuestros aposentos, pero la justicia de la Camarilla es rápida y efectiva y aquellos traidores fueron eliminados. Además agradezco vuestras felicitaciones por mi labor en Sudamérica, pero sé que esos halagos no me corresponden. Bien, se que es un hombre ocupado y por lo tanto no le haré perder el tiempo leyendo largas misivas.

Yendo al grano puedo confirmar que el chupasangre "Darken" ha "desaparecido", siendo su última ubicación en las cercanías del lago Aluminé en Argentina. Esto ha causado gran revuelo en la "organización" del Sabbat en esta zona. Han llegado a formar grandes manadas de búsqueda y rastreo, las que a los primeros días desistieron producto de las intensas nevazones, cuyo origen no especificaré por razones obvias.

Sobre la información que me pidió acerca de la progenie de Cristóbal de Santa Cruz puedo decirle lo siguiente:

  1. Boris Von Strauser, muerto, era su primogénito, servía al Sabbat, fue liquidado por su propio sire.
  2. Daphne Metrí, sirve al Sabbat, es Obispo de la ciudad de Concepción, la tengo muy controlada, pero sobre ese plan no he de contaros.
  3. Arian Rosas, es una neonata que hace muy poco recibió el abrazo, la investigaré mas a fondo.
Espero que la información que os he brindado sea de utilidad para vuestros fines. Su retribución ha de ser del mismo modo que la última vez Don Rodrigo, puesto que no veo impedimento para realizar tal transacción.


Vuestro honorable señor,
cordialmente a usted,

Duncan X. D’Aguille,
Marqués de Santa Cruz,
Arconte al servicio de la Camarilla

miércoles, 4 de julio de 2007

Carta del Príncipe de Minneapolis, EE.UU

25 de Noviembre de 2006
Minneapolis, EE.UU

Estimadísimo Arconte Duncan X. D'Aguille:

Junto con expresarle mis mas sinceros saludos y felicitarle por la excelente labor que realiza en la olvidada América del Sur promoviendo el surgimiento de las industrias locales, manteniendo el status quo político y erradicando al estorbo que provocan los vástagos autóctonos en conjunto con los cambiaformas, deseo pedirle un pequeño favor, el cual se que estará deseoso de llevar a cabo.

En su posición de Arconte autodidacta se que comprenderá la difícil labor que es ser Príncipe de una ciudad como la mía, dónde los ataques de la Mano Negra son pan de cada día y los enemigos se multiplican, por lo que es necesario tener una mano firme. Se que usted recordará que inicialmente yo era el encargado del país donde reside actualmente y también estoy seguro de que sabe sobre mi excelente labor en la protección de la Mascarada, acabando con quién fuese necesario para preservar la seguridad de nuestra gran Camarilla.

Pues bien, con respecto a eso es el favor que necesito pedirle. En su jurisdicción hay un vástago que se hace llamar Cristóbal de Santa Cruz, en ocasiones más conocido como "Darken". Es miembro de esa monstruosa secta que es el Sabbat y, como comprenderá, él debe ser erradicado.

Se que el sólo hecho de ser miembro de aquella organización (si es que se le puede llamar así) es suficiente como para emprender una cruzada en contra de él, pero no por nada he acudido a usted, gran Arconte. El chupasangre en cuestión ha sido un hueso duro de roer: he enviado Assamitas en su búsqueda y los resultados no han sido satisfactorios, 2 Sheriff han fracasado en capturarle cuando se infiltró en la ciudad de París, bueno, y sin mencionar la cantidad de crímenes cometidos entre los cuales se menciona el intento de acabar con mi persona.

Marqués D'Aguille, necesito que se encargue usted mismo de esa molestia para nuestra gloriosa Camarilla. Obviamente será recompensado como merece, puesto que nunca le he fallado. Y usted menos a mí.

Además de ese asunto, quisiera que por favor investigase algo más, si no es mucha la molestia. El susodicho "Darken" debe tener progenie y desearía saber sobre ella. No creo pertinente explicarle la razón por la cual deseo esa información, pero se que no le será difícil puesto que tengo entendido que bajo sus órdenes hay algunas "ratas de cloaca" muy capaces.

Espero pronta respuesta, y de seguro en ella podré leer una aceptación de su parte y los datos que he solicitado.
Le pido usar una misiva como su medio de respuesta, puesto que, a diferencia de usted, no me he familiarizado con los aparatos modernos.

Vuestro agradecido señor,
atentamente a usted,

Rodrigo de la Santa Cruz,
Conde de Santa Cruz de la Sierra,
Príncipe Ventrue de Minneapolis, EE.UU

lunes, 2 de julio de 2007

Poder...

¿Qué es el poder? ¿Qué es el verdadero poder? Acabar con tus rivales sin problema según los clanes "guerreros"... Influenciar y mover a las masas con tu personalidad o genialidad dicen los clanes "de regencia"... Poder llegar más allá de lo que tus sentidos y tu cuerpo te limitan opinan los clanes "visionarios"...

Yo puedo decir que tengo poder.
No tengo muchos rivales a mi altura para luchar, políticamente soy lo bastante influyente como para desestabilizar u ordenar un país desarrollado y mentalmente he superado las barreras de la mente y del cuerpo...

Poseo grandes habilidades puesto que no he caído en letargo: sí, estos casi 1200 años me la he pasado en luchas o entrenamiento para ser cada vez mejor. Perfeccionando mis disciplinas hasta lo máximo posible, refinando mi habilidad en la lucha y la espada, estudiando cosas de cultura general y secretos oscuros, adquiriendo aliados con potencial y mejorando mi capacidad como Mentor me he hecho con un arsenal de armas, tácticas y aliados para emprender mi propia cruzada. Gracias al clan Tremere, que ha agradecido mi ayuda desde sus principios, tengo el puesto de Arconte y no sirvo a Justicar alguno, puesto que nadie duda de mi lealtad a la Camarilla. Campaña tras campaña he servido bien y con honor.

Y cada vez me he hecho con nuevos camaradas...
Pero obviamente necesito una jerarquía, el cual he definido inspirado en las ordenes militares, escogiendo como símbolo la "X" y como mis generales a 3 individuos, los más capaces dentro de mis agentes:
  • Marte, el diestro espadachín. Fue mi primer maestro de armas, quien me enseñó el arte de empuñar una espada y derrotar al oponente sin mucho esfuerzo. Su técnica, aunque occidental y medieval, sigue sin encontrar un digno oponente.
  • Minerva, la niña misteriosa. Sus habilidades son muy útiles, ha dejado a poderosos vástagos sorprendidos e inutilizados. Incluso yo me ví en problemas la primera vez que me enfrenté a ella... Pero por algo ella está a mi lado ahora.
  • Venus, la hechicera oscura. Una mujer con grandes poderes y una capacidad para enseñar que son envidiables. Fue mi instructora y muchas de sus lecciones sobre el misticismo me sirvieron para refinar mis disciplinas, después de todo, la Hechicería Koldúnica es magia, algo distinta en uso, pero no en foco.
Aún así, me falta poder...

Y la hija de Darken tiene ese potencial que necesito entre mis agentes...
Al igual que algunos elementos que he visto en mis terrenos y a quienes he otorgado la oportunidad de optar estar a mi lado... Pero mi duda está en si mi oferta por sí basta, puesto que un Sabbat siempre será un Sabbat... Creo.

domingo, 1 de julio de 2007

Arian, mía por derecho...

Me pertenece...
Arian Rosas me pertenece y la he de reclamar a la fuerza si es necesario.
No me importa quien la protega y de quién lo haga, arrasaré con mi amada ciudad si es necesario para recuperarla.

Esos pequeños vástagos intentan que no la encuentre, pero no se dan cuenta que solo intentan aplazar lo inevitable...

Mis Agentes están tras su pista y le pisan los talones... Les hemos ubicado cada vez que cambian de refugio, de mi no escaparán...

Darken ha hecho su última jugada y perdió... Ahora solo quiero recuperar lo que por derecho me pertence...

¡El Marqués de Santa Cruz ha dado su palabra!

Y sólo deseo hacerla cumplir... ¿Acaso hay algo malo en eso? Creo que no.

La neonata Lasombra de hielo, la progenie de Darken, la pequeña niña Arian... Sólo ella sabe que significa para mí... Y nadie más debe saberlo... Por ahora...

Arian, ten por seguro que volverás a mí...
Mi honor está en juego y un caballero no da su palabra en vano.

Una simple manadita del Sabbat no puede interferir en mis planes... Nunca ha podido y esta no será la ocasión en que D'Aguille dé un paso atrás...